Me encanta compartir con personas
de todo tipo (de diferentes ideología, religión, credo) ya sea mi familia,
amigos, conocidos, desconocidos, vecinos, extranjeros, paisanos; quienes sean, porque siempre por muy corto que sea el
encuentro, por muy poco que los vea, por muy simple que se torne una
conversación, siempre hay algo nuevo que aprender y ¿les confieso algo? me considero adicta a
aprender y enseñar.
Somos seres sociales por
supuesto, no es nada nuevo, que cada cierto tiempo tengamos esa necesidad de
decirle a un amigo para ir al cine, caminar sin rumbo conversando, tomarse unos
tragos o un café, tener una charla amena en una plaza con un desconocido,
amanecer chateando con alguien a quien muy pocas veces le hablas o intercambiar
tu celular con alguien porque quisiste. Aprovechar estas situaciones ¡me
encanta! y les puedo asegurar que muchas cosas que he aprendido lo he hecho
“por cabeza ajena”, “alguien me lo contó”, “Fui imprudente, necia y
preguntona”.
Por mi personalidad un poco
hiper-activa, sociable y para muchos exasperante (porque hablo demasiado) podría
conversar de cualquier tema random en un día (mañana, tarde, noche) con quien
sea, en donde sea y en la posición que sea y te puedo asegurar por experiencia
propia que en cualquiera de las situaciones siempre en algún momento se llegará
al tema (que a mí me encanta) que siempre se toca, el sexo (sólo el tema, no los órganos sexuales).
Tener cara, no, no, mejor decirlo
así; ser percibida como vieja (siempre he aparentado mucha más edad tanto
física como mentalmente), pervertida (no se de verdad porque me han dicho eso),
averiguadora y conversadora (hablo y pregunto muchísimo), me han ayudado o
empujado a conversar con muchos tipos de personas, de diferentes edades, de
muchas partes del mundo, con pensamientos, intereses, metas totalmente opuestos
o parecidos a los míos, a fin de cuentas siempre ocurre algo en común, nos une
el sexo (sólo el tema).
Es extraño ver cómo en nuestro país podemos salir casi desnudas a la calle (en el caso de nosotras las mujeres) pero nos avergüenza ir al ginecólogo o hablar de sexo, a los hombres les encanta hablar con sus amigos acerca de las mujeres con las que se acuestan y sus anécdotas pero les da pena contarles a sus parejas acerca de sus fantasías o deseos sexuales. Vivimos con una doble moral, en un país machista y lleno de desinformación que genera más dudas, más mitos más embarazos precoces, más ETS y más cosas que de seguro vienen a tu mente y no dices (pero de seguro quieres hacerlo).
Es extraño ver cómo en nuestro país podemos salir casi desnudas a la calle (en el caso de nosotras las mujeres) pero nos avergüenza ir al ginecólogo o hablar de sexo, a los hombres les encanta hablar con sus amigos acerca de las mujeres con las que se acuestan y sus anécdotas pero les da pena contarles a sus parejas acerca de sus fantasías o deseos sexuales. Vivimos con una doble moral, en un país machista y lleno de desinformación que genera más dudas, más mitos más embarazos precoces, más ETS y más cosas que de seguro vienen a tu mente y no dices (pero de seguro quieres hacerlo).
Soy como los sacerdotes: “¡sólo
digo pecados más no pecadores!” de las experiencias que me han ayudado a crecer,
ver el sexo y la sexualidad siempre con los ojos y la mente más abiertos y que
compartan conmigo (si no has compartido en persona conmigo, de seguro lo harás) este viaje de anécdotas, perspectivas y locuras que siempre hay en nuestro camino.
Quiero
compartir contigo, saber qué piensas aprender de ti y así ayudarme a enseñar, quédate con nosotros y Sexplora
Síguenos en Twitter @sexplora
Sigue a @kwakate
Kevin el Productor
Verónica @impervero
Síguenos en Twitter @sexplora
Sigue a @kwakate
Kevin el Productor